5 de diciembre de 2013

LEER A LOS NIÑOS - En voz alta y para todos

Leer diariamente 15 minutos a sus hijos marcará la diferencia cuando se incorporen a la escuela

  
Ilustración de Max.
Aunque les cueste creerlo, la lectura silente no se generalizó en Europa hasta muy entrada la Edad Media. A san Agustín, como es sabido, esa práctica le resultaba suficientemente insólita como para consignar en su autobiografía intelectual la impresión que le causó observar a san Ambrosio absorto en la lectura: “Cuando leía, hacíalo pasando la vista por encima de las páginas, penetrando su alma en el sentido sin decir palabra ni mover la lengua. Muchas veces (…) le vi leer calladamente (tacite), y nunca de otro modo” (Las confesiones, VI, III). La lectura silenciosa contribuyó, entre otras cosas, a una más intensa comunión de lector y texto. Y, además, a que se apaciguase el formidable guirigay en que se desarrollaba la actividad cotidiana de las grandes bibliotecas públicas. Pero leer en voz alta tiene también sus ventajas. Así lo proclama la asociación estadounidense Read Aloud, una organización sin ánimo de lucro que insiste en que leer diariamente 15 minutos a sus hijos marcará la diferencia cuando los niños se incorporen a la escuela. De hecho, afirman, la lectura en voz alta es lo más importante que los padres o tutores pueden hacer para ayudar a sus hijos a aprender: desarrolla, entre otros bienes morales y afectivos, las destrezas lingüísticas, la comprensión lectora, el gusto por la lectura y la habilidad narrativa. Sólo 15 minutos de lectura durante los primeros cinco años de la vida de un niño suponen más de 450 horas de inmersión en un mundo de placer e información que será definitivo para su desarrollo. Me pregunto cuántos padres españoles buscan tiempo para practicar con sus hijos esa saludable costumbre que tanto redundaría en evitar el rampante fracaso escolar. En todo caso, y según datos proporcionados por el ISBN, la producción de títulos “infantiles, juveniles y didácticos” (sea lo que sea lo que signifique el último adjetivo) es uno de los pocos subsectores de la edición que ha experimentado aumento en lo que va de año. 

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